¿Te ha pasado que preparas un huevo frito para el desayuno y piensas: “¿será que esto es bueno para mí?”? Los huevos son tan comunes en nuestra dieta —revuelto, cocido, en sándwich o en brunch— que muchas veces los consumimos sin cuestionar. Pero, ¿realmente los conocemos bien? ¿Cómo afectan al cuerpo? ¿Qué tan buena idea es comer solo la clara o consumirlos crudos? En este artículo vamos a desmenuzar el huevo desde su caloría hasta sus mecanismos biológicos, y te mostraré cómo disfrutarlo de forma saludable, con recomendaciones adaptadas a tu estilo de vida hispanohablante. ¡Vamos allá!

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Calorías del huevo: la trampa del método de cocción

Primero lo primero: un huevo entero de unos 50 a 63 gramos, sin aditivos ni aceite, aporta más o menos entre 70 y 75 kcal. Esa cifra nos hace pensar que el huevo es un alimento ligero. Pero aquí está la trampa: cuando le agregas mantequilla, aceite, queso, jamón u otras guarniciones, esas calorías pueden dispararse fácilmente. Un huevo frito con una cucharada de mantequilla puede llegar a 174 kcal o más. Si haces una tortilla con verduras, queso o embutidos, tres huevos pueden superar las 400 kcal. Incluso algunos platillos tipo brunch, con huevos benedictinos, salsa holandesa y pan, pueden acercarse a las 900 kcal.
En la cultura gastronómica hispana, muchas preparaciones “deliciosas” incorporan aceite, manteca o salsas pesadas que involuntariamente transforman una comida saludable en una carga calórica. Si buscas nutrir sin exceder, las opciones como hervir, escalfar o freír con mínima grasa son tus aliadas.
Yema frente a clara: diferencias clave en nutrición

El huevo se divide en yema y clara (o albumen), y cada parte tiene una composición muy distinta. La yema —aproximadamente 17 gramos— aporta alrededor de 56 kcal, mientras que la clara —unos 34 gramos— aporta cerca de 18 kcal. Aunque la clara parece más abundante, su aporte calórico es mucho menor porque prácticamente no contiene grasa.
Pero lo interesante es que la “magia nutricional” está en la yema: allí se concentra el colina (importante para funciones neurológicas), vitaminas D, B12 y B2, minerales como selenio, y pigmentos como luteína y zeaxantina. La colina es precursora de la acetilcolina, un neurotransmisor esencial para la memoria y las funciones del sistema nervioso. La vitamina D ayuda en la absorción de calcio y en el mantenimiento óseo. La luteína y la zeaxantina protegen la retina del ojo. El selenio participa en enzimas antioxidantes que lidian con el estrés oxidativo. Así que desechar la yema equivale a renunciar a muchos beneficios.
En lugar de juzgar el huevo solo por calorías, es más inteligente considerar su densidad nutricional: cuánta nutrición útil te brinda por unidad de peso o energía.
¿Qué contiene un huevo? Nutrientes esenciales y su rol biológico

Abramos el huevo juntos: dentro de unos 63 gramos se encuentran aproximadamente 6 gramos de proteína de alta calidad, 5 gramos de grasa y menos de 1 gramo de carbohidratos. Pero lo más fascinante son los micronutrientes: cerca del 31 % de la colina diaria recomendada, 28 % de selenio, 21 % de vitamina B12, 16 % de riboflavina (B2), 6 % de vitamina D y unos 5 % de hierro (en referencia a valores nutricionales estándar).
¿Por qué todo esto importa? Porque estos componentes participan en procesos vitales. La colina contribuye a la síntesis de neurotransmisores; el selenio es cofactor en enzimas antioxidantes que combaten radicales libres; las vitaminas B apoyan el metabolismo energético y la formación de glóbulos rojos; la vitamina D regula el equilibrio de calcio y fósforo, clave para huesos fuertes; las grasas de la yema facilitan la absorción de vitaminas liposolubles y pigmentos beneficiosos para la visión.
Desde una perspectiva médica, el envejecimiento y muchas enfermedades crónicas están relacionados con el estrés oxidativo, inflamación persistente y disminución de mecanismos de reparación celular. Los nutrientes del huevo pueden ayudar a contrarrestar esos procesos: actuando como antioxidantes, apoyando el metabolismo, protegiendo el sistema nervioso e inmunológico.
¿Se absorbe mejor con otros alimentos? Combinaciones inteligentes

El huevo por sí solo no cubre todas las necesidades: carece casi por completo de vitamina C, fibra y calcio. Por eso, acompañarlo con otros alimentos es más que recomendable. Un socio ideal es el tomate, que contiene licopeno, un antioxidante cuya absorción mejora en presencia de grasa —la que aporta la yema. Así que cocinar huevo con tomate potencia los beneficios.
Agregar vegetales coloridos como brócoli, espinaca, pimientos o zanahoria aporta fibra, vitaminas y minerales que complementan lo que el huevo no ofrece. Incorporar grasas saludables como aceite de oliva, aguacate, nueces o un poco de queso contribuye a la absorción de vitaminas A, D, E y K.
Por ejemplo, en el desayuno podrías preparar un huevo hervido sobre una cama de verduras con tomate y aguacate. En la comida, una tortilla con vegetales o un revuelto con espinacas y pimiento puede ser un platillo lleno de nutrición y sabor.
Huevo crudo: ¿ese dilema saludable?

En muchas recetas hispanas, se usan huevos crudos, ya sea para salsas, mayonesas caseras o batidos. Aunque el sabor es atractivo, existe un riesgo: la presencia de la bacteria Salmonella, que puede provocar intoxicación alimentaria. Este riesgo es mayor en personas con sistemas inmunitarios débiles, niños, mujeres embarazadas o adultos mayores.
Si decides usar huevo crudo, es preferible que sea pasteurizado (tratado a baja temperatura) y mantenerlo siempre refrigerado. Debes consumirlo pronto, evitar mantenerlo a temperatura ambiente y tener claro que hay un riesgo residual. Muchas entidades de salud aconsejan evitar el consumo crudo, salvo que sea necesario o seguro.
Igualmente, consumir huevos en exceso podría no ser ideal. Aunque son nutritivos, tienen colesterol y grasas. Si ya ingieres bastantes fuentes de proteína o grasa, comer demasiados huevos podría sobrecargar tu metabolismo lipídico o cardiovascular. Si tienes antecedentes de colesterol alto o enfermedades cardíacas, lo mejor es consultar con un médico o nutricionista cuántos huevos al día son adecuados para ti.
Médico Coucou💊
Hasta ahora hemos descubierto que el huevo es bajo en calorías (sin extras) y tiene una densidad nutricional impresionante. Que la yema concentra muchos nutrientes clave. Que la forma de cocinarlo y los alimentos con los que lo acompañas influyen mucho en sus beneficios. Y que comerlo crudo acarrea riesgos innecesarios.
Como consejo práctico que puedes probar desde mañana: cuando prepares huevos revueltos o fritos, primero saltea un poco de tomate picado o espinacas con aceite de oliva, y luego vierte la mezcla de huevo. Así mejoras la absorción de nutrientes y ganas sabor adicional.
Espero que este recorrido te haya permitido ver el huevo con otros ojos, más consciente y nutritivo. Que cada comida te nutra y te dé placer al mismo tiempo. Cuídate mucho, y hasta la próxima, lector amigo.



