¿Eres de los que comen tomate crudo en ensaladas pensando que es la opción más saludable? No te preocupes, no estás solo. Muchas personas creen que cuanto más fresco esté el alimento, mejor. Pero en el caso del tomate, hay una sorpresa: cuando se cocina con un poco de aceite saludable, su valor nutricional puede aumentar considerablemente. ¿Te gustaría saber por qué? Acompáñame, te lo explico paso a paso.

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El secreto del color rojo: un antioxidante poderoso

El color rojo intenso del tomate proviene de un compuesto llamado licopeno, un antioxidante natural muy potente. ¿Qué significa esto? Pues que ayuda a neutralizar los radicales libres, unas moléculas inestables que dañan nuestras células y aceleran el envejecimiento, además de aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como el cáncer y los problemas cardiovasculares.
Lo interesante es que el licopeno no solo protege tus células. También se ha asociado con la reducción del colesterol LDL (el llamado «colesterol malo»), la mejora de la salud vascular y la prevención del cáncer de próstata. Así que no es un antioxidante cualquiera, es uno con beneficios clínicamente relevantes.
Ahora bien, aquí viene un dato clave: el licopeno es liposoluble. Es decir, necesita grasa para ser absorbido eficientemente por nuestro cuerpo. Y no solo eso, el calor lo hace aún más biodisponible. Por eso, cocinar los tomates con un poco de aceite de oliva puede ser mucho más beneficioso que comerlos crudos.
Cocinar el tomate: una manera inteligente de potenciar sus beneficios

Cuando cocinamos el tomate, el calor rompe sus paredes celulares, facilitando la liberación del licopeno. Estudios han demostrado que el licopeno cocido se absorbe hasta tres veces mejor que el crudo. Y si lo acompañamos de grasas saludables, como el aceite de oliva virgen extra, el efecto es aún mayor.
Un sofrito de tomate con ajo, cebolla y un toque de vino tinto no solo es delicioso, también es una bomba de antioxidantes. Ideal para usar como base de pastas, arroces, carnes o incluso para guardar en la nevera y usar durante la semana. Eso sí, si tienes un estómago delicado o sufres de reflujo, es mejor evitar comer tomate crudo en ayunas o de noche, ya que su acidez puede causar molestias.
El tomate es mucho más que licopeno

Además del licopeno, el tomate contiene una amplia variedad de nutrientes. Vitamina C, potasio, folato, betacaroteno y luteína son solo algunos de ellos. Todos estos compuestos ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, proteger la vista, mejorar la piel y reducir la inflamación del cuerpo.
Una sola pieza mediana de tomate puede aportar casi la mitad de la vitamina C diaria recomendada. También es rica en fibra, lo que favorece la digestión, y contiene fitoquímicos que trabajan en conjunto para prevenir enfermedades crónicas.
Si pasas muchas horas frente a pantallas, la luteína y el betacaroteno del tomate pueden ayudarte a proteger tus ojos del daño por luz azul y a reducir la fatiga visual. Así que sí, el tomate también cuida de tu vista.
Cómo incorporar más tomate cocido en tu dieta diaria

Una buena idea es preparar una salsa de tomate casera durante el fin de semana. Basta con saltear tomates frescos con ajo y aceite de oliva, añadir un poco de vino tinto y dejar que se cocine a fuego lento hasta concentrarse. Esta salsa puede acompañar pastas, carnes, huevos o incluso tostadas.
Otra opción muy sabrosa es el salteado de tomate con berenjena. Puedes añadir pimiento, cebolla y un poco de carne picada para hacer un plato completo y equilibrado. Es una receta perfecta para toda la familia, incluso para quienes normalmente no son fanáticos del tomate.
Lo mejor de todo es que estas preparaciones no solo mejoran la absorción de nutrientes, también hacen que tus comidas sean más sabrosas, variadas y nutritivas. ¿Qué tal si lo intentas este fin de semana?
Médico Coucou💊
Como ves, el tomate es un alimento con un enorme potencial para cuidar tu salud. Pero la clave está en cómo lo consumes. Cocinarlo con un poco de grasa saludable, como aceite de oliva, puede marcar una gran diferencia en la forma en que tu cuerpo aprovecha sus antioxidantes.
Hoy te propongo un pequeño reto saludable: prepara tu propia salsa de tomate casera y úsala al menos dos veces esta semana. Verás cómo tu cuerpo lo nota, y tu paladar también. A veces, los pequeños cambios diarios son los que más impacto tienen a largo plazo. ¡Cuida tu salud con sabor y alegría!



