Paseas por el mercado o por el supermercado y, al pasar por la frutería, ves esas coles frescas, verdes y brillantes, perfectamente apiladas.
Piensas en lo versátil que es: para una ensalada crujiente, un caldo caliente en invierno, un salteado rápido para la cena o incluso un relleno de empanada.
En las redes sociales, la col (o repollo, como también se llama en España) es la estrella de mil recetas “saludables”. Se habla de sus virtudes para adelgazar, “desintoxicar” el organismo y fortalecer las defensas.
Pero hay algo que no todo el mundo sabe: la col no es igual de buena para todas las personas.
Y si padeces hipotiroidismo, un exceso puede ser más perjudicial que beneficioso, sobre todo si no sabes cómo y cuándo consumirla.

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Cómo la col puede afectar a tu tiroides

La tiroides es esa glándula pequeña en forma de mariposa situada en la base del cuello, pero con un papel decisivo: regula el metabolismo, la temperatura corporal, la energía, el ritmo cardiaco y hasta el estado de ánimo.
Cuando la tiroides no produce suficiente hormona tiroidea, hablamos de hipotiroidismo, y el cuerpo entra en “modo lento”: cansancio, aumento de peso, intolerancia al frío, piel seca, caída del cabello, estreñimiento, lentitud mental y hasta cambios de humor.
El problema está en que la col, al igual que otras verduras crucíferas como el brócoli, las coles de Bruselas o la col rizada (kale), contiene bociogénicos (goitrogenos).
Estas sustancias interfieren en la absorción y utilización del yodo, el mineral que la tiroides necesita para fabricar sus hormonas.
Si ya tienes hipotiroidismo, sobre todo con déficit de yodo, abusar de la col —especialmente cruda— puede empeorar los síntomas.
El consumo de yodo en España y en el mundo hispanohablante

En España, el uso de sal yodada ha reducido la deficiencia de yodo, pero en los últimos años, con la popularidad de las sales “gourmet” (flor de sal, sal marina sin yodar) y la moda de reducir el consumo de sal, el riesgo ha vuelto a aumentar.
En América Latina, la situación varía por país: hay regiones con un buen aporte de yodo gracias al consumo de pescado y marisco, y otras donde la ingesta es baja.
A esto se suman dietas vegetarianas, veganas y bajas en sal, que pueden dejar a muchas personas por debajo de los niveles óptimos de yodo.
Lo que dice la ciencia sobre el riesgo

En 2010, un estudio publicado en la revista Cancer Causes & Control concluyó que las mujeres con deficiencia de yodo que consumían muchas verduras crucíferas, incluida la col, tenían un mayor riesgo de cáncer de tiroides.
El mecanismo propuesto es claro: poco yodo + muchos bociogénicos = estímulo excesivo y anormal de las células tiroideas, con riesgo de crecimiento descontrolado.
Esto no significa que debas eliminar por completo la col de tu dieta.
Si tienes hipotiroidismo, la clave está en la moderación: dos o tres raciones cocidas por semana suelen ser seguras para la mayoría, siempre que tu dieta aporte yodo suficiente.
Además, cocinar la col (hervida, al vapor, guisada) reduce notablemente el contenido de bociogénicos, haciéndola más segura para la tiroides.
Beneficios de la col que siguen siendo impresionantes

La col es rica en carotenoides, antioxidantes que protegen a las células del estrés oxidativo y favorecen la regeneración de la piel.
Aporta vitamina C, que fortalece el sistema inmune, y vitamina K, esencial para la coagulación y la salud ósea.
Sus compuestos azufrados tienen acción antibacteriana y ayudan a regular la producción de grasa en la piel, lo que puede mejorar el acné y el exceso de sebo.
Además, contiene indol-3-carbinol, un compuesto vegetal que regula el metabolismo de los estrógenos y puede ayudar a prevenir cánceres hormonodependientes como el de mama o el de cuello uterino.
Un estudio conjunto entre la Universidad Estatal de Míchigan y el Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición de Polonia demostró que las mujeres que consumían col tres o más veces por semana tenían un riesgo significativamente menor de cáncer de mama en comparación con las que lo hacían solo una vez.
En resumen, la col es un alimento con un potencial nutricional enorme, siempre que se consuma de forma equilibrada y adaptada a las necesidades de cada persona.
Médico Coucou💊

La col puede ser tu aliada o tu enemiga, dependiendo de tu salud tiroidea y de cómo la consumas. Si tienes hipotiroidismo, no se trata de renunciar a ella para siempre, sino de incluirla con cabeza: un par de veces a la semana, mejor cocida que cruda, y asegurando suficiente yodo en la dieta. Recuerda que la salud no depende de un solo “superalimento”, sino de la variedad y el equilibrio. La próxima vez que pongas col en la cesta, piensa también en cómo cuidar a tu tiroides.