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¿Comes ajo y cebolla todos los días? Tal vez no lo estás haciendo de la mejor forma

El ajo y la cebolla son probablemente los ingredientes más subestimados en tu cocina. Los usamos en casi todo: sofritos, guisos, salsas… pero ¿sabías que, dependiendo de cómo los prepares, pueden convertirse en verdaderos aliados para tu salud hormonal, cardiovascular e inmunológica?
Numerosos estudios respaldan sus beneficios: fortalecen el sistema inmune, mejoran la circulación sanguínea, equilibran las hormonas, combaten la inflamación crónica y ayudan a prevenir enfermedades como la hipertensión o incluso ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, todo depende de cómo los prepares. Crudo o cocido, picado o entero, con qué tipo de aceite, y si lo dejas reposar o no… todo influye en el resultado final dentro de tu cuerpo.
Desde Médico Coucou, te explicamos de forma sencilla pero con base científica cómo sacar el máximo provecho a estos dos superalimentos que probablemente ya tienes en tu despensa. Porque a veces, los mejores cuidados preventivos están en los detalles más pequeños de tu cocina. Así que si te interesa mejorar tu circulación, fortalecer tu sistema inmune o incluso apoyar tu salud hormonal con ingredientes naturales, sigue leyendo: esta guía práctica está hecha para ti.
Ajo crudo vs ajo cocido: dos medicinas naturales muy diferentes

El ajo se ha ganado el título de “antibiótico natural” gracias a su compuesto estrella: la alicina. Esta se genera cuando el ajo se machaca o pica y es responsable de su potente efecto antimicrobiano, antiinflamatorio y antioxidante.
La alicina puede ayudar a reducir el colesterol, prevenir coágulos en la sangre, disminuir la presión arterial y combatir virus y bacterias. Sin embargo, hay un detalle importante: la alicina es sensible al calor, por lo que al cocinar el ajo, su concentración disminuye significativamente.
Por eso, si lo que buscas es reforzar tu sistema inmune o reducir inflamaciones, lo ideal es consumir el ajo crudo. Puedes rallarlo y mezclarlo con limón, aceite de oliva y un poco de miel en una infusión tibia. Aunque ojo: el ajo crudo puede ser muy intenso para el estómago. Si tienes sensibilidad gástrica, combínalo con otros alimentos o cocínalo ligeramente.
Ahora bien, el ajo cocido también tiene lo suyo. Al calentarlo, se forma un compuesto llamado S-alil cisteína, más estable y fácil de absorber. Este antioxidante protege el hígado, favorece la salud cerebral y combate el estrés oxidativo, siendo ideal para prevenir el envejecimiento celular y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Además, al cocinarlo, el ajo desarrolla azúcares naturales, lo que le da un sabor más suave y dulce. Para niños o personas con digestión sensible, el ajo cocido puede ser una mejor opción. Lo ideal es alternar entre ajo crudo y cocido según tus necesidades del momento.
Ajo picado para equilibrar las hormonas: pequeños gestos, grandes efectos

Cuando picas o machacas el ajo, no solo liberas aroma: estás activando un proceso bioquímico que puede impactar tus hormonas. La alicina también parece interactuar con el eje hipotálamo-hipófisis-gónadas (HPG), influyendo en la producción de testosterona, estrógeno y otras hormonas clave.
Para los hombres, esto podría traducirse en mayor vitalidad, mejor función sexual y energía física. En mujeres, puede ayudar a aliviar síntomas del síndrome premenstrual o la menopausia, como los sofocos, insomnio o cambios de humor.
Además, la alicina favorece la producción de óxido nítrico (NO), que dilata los vasos sanguíneos y mejora la circulación. Esto no solo influye en la función sexual, sino también en la oxigenación cerebral y la salud cardiovascular general.
Incluir uno o dos dientes de ajo fresco picado al día puede ser una pequeña acción con grandes beneficios para tu salud hormonal. Eso sí, sin excederse, porque más no siempre es mejor… ni más aromático.
¿Cómo cortar y cocinar la cebolla para aprovechar todos sus nutrientes?

La cebolla es rica en quercetina, un antioxidante natural con propiedades antiinflamatorias, cardioprotectoras y potencialmente anticancerígenas. Pero aquí viene el truco: cómo la cortes y cocines hace toda la diferencia.
Lo ideal es cortarla en dirección perpendicular a sus fibras, lo que rompe más paredes celulares y permite liberar compuestos azufrados beneficiosos. Luego, déjala reposar al aire libre unos 15 a 30 minutos antes de cocinarla. Esto permite que las enzimas se activen con el oxígeno, potenciando la formación de compuestos como los tiosulfinatos.
A la hora de cocinarla, evita las altas temperaturas. Usa aceite de oliva o de aguacate y cocínala a fuego medio-bajo. Así se conservan los antioxidantes y se intensifica su dulzura natural. Aunque cruda también es saludable, puede resultar indigesta para algunas personas. En esos casos, la versión cocida es perfecta.
Cebolla con carne: una combinación ganadora para energía y recuperación

¿Te has fijado que los platos más reconfortantes suelen mezclar cebolla y carne? Hay ciencia detrás de eso. Cuando los compuestos de la cebolla o el ajo se combinan con la vitamina B1 presente en carnes como el cerdo o la ternera, se forma la alitiamina, una versión más biodisponible de esta vitamina.
La alitiamina ayuda a convertir los carbohidratos en energía de forma más eficiente, mejora la función del sistema nervioso y combate la fatiga. Es especialmente útil en personas que se recuperan de una enfermedad, hacen mucho ejercicio o atraviesan periodos de estrés intenso.
Incluir platos con proteína magra y cebolla dos o tres veces por semana —como pollo salteado con cebolla caramelizada o cerdo con cebolla al horno— es una estrategia deliciosa y eficaz para mantenerte vital.
Médico Coucou💊

A veces no necesitamos buscar fuera lo que ya tenemos en casa. El ajo y la cebolla, usados con conocimiento y estrategia, pueden convertirse en auténticos aliados médicos del día a día. Crudos activan nuestras defensas y el sistema hormonal; cocidos, protegen órganos y retrasan el envejecimiento. Pequeños gestos —como dejar reposar la cebolla o machacar el ajo en el momento justo— pueden transformar tu comida en una receta de prevención. Desde Médico Coucou, te animamos a probar estos cambios sencillos y a disfrutar de una cocina más saludable, consciente y poderosa.