¿Has visto higos frescos en el mercado y pensado “¿qué tan buenos pueden ser para mí?”? A veces nos los imaginamos solo como un dulce capricho, pero la verdad es que los higos esconden un montón de bondades para tu cuerpo. Vamos a descubrir juntos qué los hace especiales, cómo actúan dentro de ti y la mejor forma de disfrutarlos cada día, sin complicaciones.

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Qué hay dentro del higo y por qué importa

Aunque por fuera parezcan suaves y delicados, los higos esconden minerales, vitaminas, antioxidantes y fibra dentro de su pulpa y piel. En particular, aportan calcio y potasio, esenciales para huesos fuertes y para regular el equilibrio de sales en el organismo. El potasio ayuda a eliminar el exceso de sodio, lo que puede favorecer una presión arterial más equilibrada, especialmente en dietas con alto contenido salino.
También contienen vitamina C (ácido ascórbico), que no solo fortalece el sistema inmune, sino que interviene en la formación de colágeno, mejora la absorción de hierro y combate los radicales libres como antioxidante. En cuanto a los compuestos fenólicos —como el resveratrol— estos pueden frenar la absorción de colesterol malo (LDL) y triglicéridos, además de mitigar la inflamación en las arterias. En otras palabras, cada bocado trae aliados para tu corazón, vasos sanguíneos y metabolismo.
Esa sustancia blanca no es un error, es parte del paquete

Al partir un higo o romper su tallo, a veces sale una sustancia lechosa, casi gomosa. No te asustes: es una enzima natural llamada ficina (ficin), que ayuda a degradar proteínas. En la digestión puede actuar como asistente, facilitando la absorción y el procesado de los alimentos. Algunos estudios incluso le atribuyen efectos antiinflamatorios moderados.
Eso sí, hay personas con alergia al higo o a su látex natural que pueden reaccionar con irritación en la piel, hinchazón o molestias orales. En casos extremos, el contacto con la sustancia puede provocar reacciones al exponerse al sol (fotodermatitis). Si notas molestia, lo mejor es detener el consumo y consultar profesional.
Comer con piel: el valor olvidado y el cuidado necesario

Muchos prefieren quitar la piel de las frutas, pero en el caso del higo, la piel concentra parte notable de la fibra y compuestos antioxidantes. Consumirlo entero potencia el beneficio para intestino, control de glucosa y salud general.
Pero claro, para que sea seguro comer la piel, hay que lavarlo bien. La parte del tallo puede tener pequeños poros por donde penetra agua al enjuagarlo, lo que podría diluir el sabor o favorecer su deterioro. La técnica recomendable es mantener el tallo hacia arriba, enjuagar suavemente con agua corriente y girar la fruta con cuidado. Si te preocupa la higiene, puedes sumergirlo brevemente en agua con vinagre o bicarbonato y luego enjuagarlo bien antes de consumirlo.
Cómo elegir, conservar y prolongar la frescura

Para que tu experiencia con el higo sea excelente, conviene saber elegirlo bien. Busca frutos con color uniforme, sin rajaduras ni zonas blandas, que se sientan firmes pero dando un poco al tacto. Conforme madura, el higo emite un aroma dulce: si puedes olerlo suavemente, ese es un buen indicio de madurez.
Recuerda que los higos no son de esos frutos que maduran mucho después de ser cosechados, así que cuando los compras, es ideal que ya estén cerca de su punto óptimo. En casa, consérvalos en el refrigerador y consúmelos pronto. Si notas que la piel se arruga, aparece olor agrio o diminutos insectos (como moscas de la fruta), esas son señales claras de descomposición: adelante, mejor no arriesgarse.
Ideas deliciosas para integrar higos en tu día a día

Los higos se prestan para muchas preparaciones que no se sienten forzadas ni complicadas. Puedes cortarlos en láminas sobre yogur natural, bañarlos con miel y añadir unas nueces para un desayuno nutritivo. También van muy bien en ensaladas verdes si los mezclas con rúcula, queso de cabra y un aderezo suave: el contraste dulce‑salado queda fantástico.
Si buscas algo con más carácter, prueba envolver rodajas de higo con jamón serrano o prosciutto y nueces, tal vez con un chorrito de vinagre balsámico. Es un aperitivo elegante y lleno de sabor. Para quienes vigilan su glucosa, una o dos frutas por porción es una cantidad prudente: disfrutar sin abusar.
Médico Coucou💊
Hemos recorrido juntos los aportes de calcio, potasio, vitamina C y polifenoles del higo, y cómo actúan en huesos, presión sanguínea, sistema inmune y salud vascular. Hablamos del componente lechoso (ficina), del beneficio de consumir la piel y del mejor modo de lavar, así como de la elección, conservación y maneras sabrosas de incorporar higos a tu dieta diaria.
¿Un tip para comenzar hoy mismo? Compra un par de higos frescos, lávalos con el tallo hacia arriba bajo agua corriente, córtalos finitos y agrégalos a tu yogur de la mañana o a una ensalada fresca. Así obtienes sabor, textura y nutrientes en un solo bocado.
Te deseo una temporada llena de momentos dulces y saludables con higos. Cuídate mucho, tus hábitos cuentan tanto como tus intenciones.



